La diabetes es una enfermedad que afecta a personas de todo el mundo. Lo que poca gente sabe es que este problema también puede afectar a los animales. Por cierto, ¿sabes qué es la diabetes felina? ¡Sí, existe!

Así es, los gatos también son atacados por diabetes mellitus, que es básicamente una producción irregular o ineficaz de insulina en el páncreas. En consecuencia, hay un exceso de azúcar en la sangre.

Alrededor del 30% de los gatos mayores de 7 años sufrirán diabetes. Este número aumenta a 65% después de 10 años de vida. El tipo más común de diabetes es el tipo 2: hasta 80% de ocurrencias.

En este caso, el páncreas produce insulina, pero no es eficaz contra el nivel de azúcar en el torrente sanguíneo. Sin embargo, los gatos también pueden sufrir diabetes tipo 1, cuando el páncreas no produce suficiente insulina.

Al igual que la diabetes humana, la diabetes felina también está relacionada con la dieta y el control del peso. El alto consumo de carbohidratos puede llevar a los gatos a la obesidad, causando diabetes en el animal.

Vale la pena recordar, sin embargo, que no solo los gatos obesos pueden sufrir de diabetes. La obesidad puede ser un factor, pero no el único, ¿de acuerdo? Por lo tanto, es importante conocer bien el tema.

La diabetes felina tiene síntomas iniciales similares a los de los humanos. Uno de los más comunes es la sed excesiva, seguido del hambre excesiva. Es decir, tu gato puede estar bebiendo o buscando más agua de lo habitual.

Lo mismo ocurre con el hambre. Tu gato tiene un peso ideal, y una cantidad de comida correspondiente a ese peso. Si él, incluso después de comer, sigue pidiendo comida, o intenta robarte la tuya, es un síntoma a investigar.

Entonces, para saber si tu gato está consumiendo la cantidad adecuada de agua y comida, visitar a un veterinario siempre es el primer paso, ¿de acuerdo? Y además de estos síntomas, puede ocurrir pérdida de peso.

La pérdida de peso asociada con el exceso de hambre podría ser diabetes o alguna otra enfermedad, como una infección parasitaria. Por ello, es fundamental que lleves a tu gato al veterinario, como decíamos.

Además de los hábitos alimenticios, un síntoma de la diabetes puede ser un aumento del volumen de orina y episodios de micción. Es decir, si tu gato orina mucho y muchas veces al día, consulta al veterinario.

Estos síntomas, por sí mismos, ya son bastante complicados. Sin embargo, la diabetes felina se encuentra en su fase más grave cuando comienzan los vómitos, la deshidratación, la apatía (una indisposición más que típica felina) y las dificultades para caminar.

En este último caso, conviene observar si el gato apoya todos los dedos en el suelo o solo el talón. Y, si tu gato tiene los síntomas descritos anteriormente, llévalo inmediatamente a una consulta con el veterinario.

Es casi seguro que se prescribirán cambios en la dieta, ejercicio e insulina felina. Pero, como siempre señalamos, este texto no reemplaza una consulta con el especialista. Aquí, solo estamos dando alertas.

El primer tratamiento casi siempre será un cambio en la dieta. Vale la pena recordar que los gatos son más carnívoros, por lo que incluso pueden comer algunas verduras y frutas. Sin embargo, su alimento principal es la carne.

Por lo tanto, digieren las proteínas mucho más fácilmente que los carbohidratos. Por tanto, si la dieta de tu gato es rica en hidratos de carbono, la probabilidad de que padezca diabetes es mayor.

Por ello, la mejor forma de conseguir una alimentación equilibrada para tu gato es llevarlo al veterinario. Él le dirá cómo alimentar a su gato y probablemente le pida comprar comida para gatos diabéticos.

Este alimento puede resultar más caro que un alimento normal, por lo que si convives con más de un gato en casa, lo ideal es que el gato diabético coma separado de los demás, ¿de acuerdo?

No obstante, si esto no es posible, lo más adecuado es que todos los gatos empiecen a comer este alimento. Pero esto, quien lo determinará es el veterinario, así como la cantidad, periodicidad y tipo de alimentación.

Si a tu gato se le diagnostica diabetes, primero debes ser consciente de cuál será esta afección por el resto de su vida. En segundo lugar, que con un control estricto, su gato vivirá tanto y tan bien como un gato sin diabetes.

Por lo tanto, algunos de los hábitos alimenticios del animal cambiarán. Otra acción que ayudará a controlar la diabetes felina es animar al gato a gastar energía, con juguetes y rascadores.

El tutor, a su vez, deberá aprender algunas cosas, como administrar inyecciones de insulina y medir el nivel glucémico del gato. También es fundamental aumentar las fuentes de agua y los areneros.

Puede parecer mucho al principio, y sí, tu gato se asustará si le clavas una aguja. Pero piensa: es por el bien del gatito que estás haciendo esto.

Esto puede suceder en algunos casos. En esta condición, las tasas de glucosa vuelven a los niveles normales, incluso sin el uso de insulina. Sin embargo, esto no significa que tu gato esté completamente curado.

El seguimiento veterinario debe seguir siendo constante, la alimentación controlada y el sedentarismo desaconsejado. Incluso con la remisión de la diabetes, la enfermedad puede reaparecer.

Por último, no lo olvides: tu gato necesita ser estimulado para gastar energía y tener su alimentación estrictamente controlada, limitándose a la comida para gatos. Aun así, tu gato puede desarrollar diabetes felina.

De hecho, puede llegar, principalmente, en la madurez (alrededor de los 10 años), porque en esta fase su cuerpo está envejeciendo y los órganos también. Entonces, enfermedades como esa pueden ocurrir.

Lo más importante es que el tutor no se desanime. Que reciba el trato adecuado, atención veterinaria y sea paciente y dedicado a su amigo.

Teniendo todo esto en casa, tu gato puede vivir hasta 16 años (o más en casos excepcionales). Pero aún así, es importante prevenirse, ¿verdad? ¡Entonces, descubre a continuación cómo contratar el plan de salud NoFaro para tu mascota!